¿Cómo pintar una isla, cómo despojarla de la visión academicista y desnudarla en su espíritu esencial y autóctono? Los 20 pintores cubanos que te mostraremos encontraron el canto auténtico de esta isla y lo volvieron color y líneas sobre el lienzo.
Desde el vitral hasta el gallo, desde la mulata hasta el Elegguá, incluso en la médula de la abstracción, estos artistas logran revelar y redefinir la mítica historia de un país. Te invitamos a que conozcas la pintura cubana desde la mirada singular de estos hombres y mujeres que nos legaron una isla al óleo.
20 pintores cubanos famosos y sus obras
El siglo XVIII inscribe el comienzo de la pintura cubana después de la colonización. Los temas principalmente consistían en retratos. En el Siglo XIX las artes plásticas se deben a la Academia y, en general, no hay una presencia fuerte de motivos autóctonos, sino que las obras giran alrededor del sentir nostálgico de los románticos.
Ejemplos clásicos de este momento lo constituyen las piezas de Esteban Charrand, donde aparecen escenas del campo cubano veladas por la tristeza y la melancolía. El siglo XX marcó el momento definitivo de nuestras artes plásticas y algunas de sus figuras más notables las conocerás a continuación.
1. Amelia Peláez (1896-1968): pintando el Habana Libre

Si en tu visita a la capital de la isla caminas por la emblemática intersección L y 23 podrás ver de primera mano una de las obras de esta pintora cubana: su mural que decora la fachada del hotel Habana Libre.
Amelia Peláez, una de las pinturas cubanas más famosas, es de un estilo muy peculiar, en el que incluye elementos arquitectónicos como vitrales y columnas. Entre los premios que ostenta se hallan: Premio Exposición Nacional de Pintura y Escultura y el Premio Adquisición.
Según Portocarrero Amelia: «fue la primera que supo recoger nuestro color local y trasladarlo a cuadros de enorme belleza y a obras maestras en la plástica».
Obras principales:
- Gudinga
- La costurera
- Las dos hermanas
2. Víctor Manuel (1897- 1969): el pintor y su gitana

Es uno de los pintores cubanos de la vanguardia. Colores cálidos como el trópico, esencia mestiza de fina exuberancia, la palma cercana al pequeño río de los campos, los girasoles infinitos, reminiscencias todas de una isla vuelta expresión pictórica. Su obra es construcción artística surgida en las pulsaciones de un país que encuentra una de sus definiciones más memorables en el universo de Víctor Manuel.
El contacto en París con las corrientes vanguardistas supone para Víctor Manuel una transformación en su estilo personal. Al quedar admirado ante las obras impresionistas y postimpresionistas, decide hacerle frente, junto con otros pintores de su tiempo, como Eduardo Abela, al academicismo de la isla, y se instaura dentro del grupo de artistas de la primera vanguardia cubana.
Dentro de sus motivos pictóricos más recurrentes se pueden apreciar los retratos, por lo general de mujeres, y los paisajes, por lo que se considera uno de los grandes paisajistas cubanos. Su estilo se ve fuertemente marcado por el postimpresionismo y su elección de la paleta de colores comienza con tonos sobrios, para luego buscar los rojos y verdes que explotan en muchos de sus cuadros después de los años 40.
Entre sus obras más conocidas destacan:
- Gitana tropical
- Vida interior
- Paisaje Gris
- Paisaje.
3. Carlos Enrique (1900-1957) y sus campesinos felices

Cuando estés frente a un cuadro de Carlos Enrique no pasará desapercibido su profundo sentido erótico exorcizado en el cuerpo femenino, el campo cubano deslizándose sobre las telas y el caballete, la figura del héroe en su agonía trágica, motivos todos representados mediante líneas aladas y surreales.
Junto con Víctor Manuel se incluye dentro del movimiento modernista en la pintura cubana. Su obra transita por etapas de un expresionismo con carices oníricos hasta lograr formas más surrealistas.
Recibe varios reconocimientos, entre los que se encuentran el premio concedido durante la Exposición Nacional de Pintores y Escultores y el Premio en el Salón Nacional de Pintura y Escultura.
Su modo pictórico es muy particular. En homenaje por su 120 aniversario el Diario digital Juventud Rebelde lo clasifica como: «Dueño de un particularísimo estilo, llamado por él Romance guajiro, sus pinceladas en líneas sinuosas y transparentadas se combinaron con un profundo sentimiento de identidad nacional y la conciencia de los problemas que azotaron a los más débiles de la ruralidad nacional».
Entre sus obras más importantes destacan:
- El rapto de las mulatas
- Campesinos felices
- La muerte de Martí
4. Wilfredo Lam (1902-1982): el discípulo de Picasso

De padre cantonés y madre mestiza, el sincretismo criollo, tan presente en sus obras, encarna en la propia genealogía de Wilfredo Lam. Sus obras te sumergen en un universo de reales ensoñaciones, de figuras contorsionadas y misteriosas que te trasladan al caótico escenario de la vida en sí misma.
En París conoció a Picasso quien lo adoctrina durante un tiempo y le sugiere explorar el mundo de las máscaras y la cultura negra. Cuando regresa a Cuba su estilo sorprende por el inédito sincretismo de su arte, donde combina vivencias personales con el paisaje isleño y con elementos iconográficos sustraídos de la herencia cultural africana.
Lam es otro de los pintores cubanos de la vanguardia. En su estilo articula movimientos vanguardistas como el cubismo y el surrealismo, con la esencia mítico caribeña. Además de la pintura, incursionó en las artes gráficas, en la escultura e incluso en el diseño de joyas.
Entre sus obras más importantes encontrarás:
- Tercera dimensión o figuras zoomorfas
- La silla
- La jungla
5. Mariano Rodríguez (1912-1990): el pintor de los gallos

¿Quién en la isla no conoce los gallos de Mariano, semblanzas de criollismo y de auténtico sentir cubano? No estudió en academia alguna, su incursión en la plástica es puramente autodidacta.
Incursionó en el muralismo junto a otros artistas de la plástica como Amelia Peláez, Eduardo Abela, Jorge Aroche, González Puig, René Portocarrero y Domingo Ravenet. Ilustra libros, portadas y contraportadas como Enemigo Rumor, poemario de José Lezama Lima, uno de los escritores cubanos más influyentes.
Algunos describen sus cuadros como obras alegres y movidas. Entre los reconocimientos que recibió se hallan: La Orden Félix Varela, Premio del XV Salón Nacional de Pinturas de la Fundación Guayaquil. Su serie más famosa fue:
- Gallos
6. Cundo Bermúdez (1914-2008): el pintor de los saltimbanquis

En los ojos de Cundo, Cuba es un lugar de colores antagónicos, es el espacio de cantinas y fondas, es la cultura popular vuelta imagen pictórica. En 1938 visita México, viaje que le proporciona una nueva manera de entender su obra al ponerse en contacto con el arte moderno y conocer a figuras de la talla de Rufino Tamayo.
Entre sus principales motivos pictóricos se encuentran los paisajes, naturalezas muertas, los saltimbanquis… todos motivos cubanos. Le fueron concedidos los Premio Exposición Internacional del Caribe y Premio Exposición Tributo a Picasso.
Algunas de sus obras emblemáticas son:
- Desnudos en Mediodía
- Romeo y Julieta
- Saltimbanquis
7. Carmen Herrera (1915): nunca es tarde si la dicha es buena

El caso de Carmen Herrera es particularísimo. Nace en La Habana, pero es una pintora que ha vivido la mayor parte de su vida en los Estados Unidos. Más impresionante aún resulta el hecho de que logró vender su primer cuadro cuando ya ostentaba 87 años de edad.
Su estilo no había logrado reconocimiento ni espacio alguno, pues primaba el expresionismo abstracto y no la abstracción geométrica. La fama le llega más bien de forma tardía, cuando en julio del 2009 una galería inglesa decide exponer sus cuadros de forma retrospectiva. Desde entonces, importantes museos estadounidenses e ingleses exponen sus piezas de forma permanente.
Algunas de sus obras mas conocidas son:
- Verde y negro
- Blanco y verde
- Siete
- More yelow less green
8. Emilio Sánchez (1921-1999): entre La Habana y Nueva York

Nació en La Habana, pero en 1952 decide vivir de forma definitiva en los Estados Unidos. En sus obras es posible observar la conexión entre los dos espacios que definieron su quehacer como artista: Cuba y Estados Unidos.
En su estilo gusta de conjugar las luces y las sombras, los claros oscuros, las líneas rectas y los colores iluminados. Algunos críticos describen sus pinturas entre la abstracción y la representación figurativa.
A lo largo de su vida cultivó el grabado, la pintura, el dibujo y la litografía. Entre sus premios se encuentran la medalla de bronce en la exhibición de la Academia de Pensilvania y el Davis Kaplan Acquisition Prize.
Entre sus obras destacan:
- La casa grande
- Sin Título (Medio punto, San Juan Puerto Rico)
9. Choco (1949): el pintor de Elegguá

Las pinturas de Choco te trasladan a los orígenes de la cultura negra cubana, aroma de santos y hierbabuena, mezcla de mitos africanos, adoptados y enriquecidos por la imaginación constante de nuestra tierra.
Durante su vida no solo se ha dedicado a su carrera como artista, sino que también ha ejercido con éxito la docencia. Ha impartido cursos de grabado en la Universidad Popular De Villanueva de Arosa en Galicia, ha ofrecido cursos de Colografía en Palma de Mallorca, Madrid y San Francisco.
Es otro de los pintores cubanos más reconocidos. Entre sus muchos premios destacan el primer premio en la Bienal de Grabado de Japón, la orden por la Cultura Nacional y el Premio Nacional de Artes Plásticas.
Algunas de sus obras son:
- El niño de Atocha
- De la Serie, Te estoy mirando
- Elegguá
10. Mendive (1944): el pintor de lo caribeño

Mendive es otro de los pintores cubanos más reconocidos. Explora el mundo afrocubano y el sentir caribeño. Sus obras reflexionan sobre el discurso auténtico del otro mediante combinaciones de colores y de texturas, leyendas deconstruidas y reflejadas en narraciones pictóricas.
Ha incursionado en el performance con obras como Performance para la exposición Las aguas, lo cotidiano y el pensamiento; Performance para la exposición Changó y la vida y la Naturaleza y el Cuerpo. Sus obras se encuentran en importantes colecciones como: Museo de arte Moderno (Colombia), Museo de Arte Moderno de la Villa de París (Francia), Museo Etnográfico de Budapest (Hungría) y Fundación Sa Nostra (Palma de Mallorca).
Ha recibido múltiples premios, entre los que se encuentran Premio Nacional de Artes Plásticas, Premio Galería Espacio Latinoamericano y Medalla de los cino continentes de la Unesco.
Algunas de sus obras son:
- Mi gallo blanco
- Virgen de la caridad
- El pescador
11. Nelson Domínguez (1947): gigante de color y forma

Es Nelson Domínguez uno de los más destacados pintores cubanos contemporáneos. Su obra se desarrolla en la pintura, grabado, cerámica y escultura.
Desde los inicios de su carrera ha puesto en el lienzo, la piedra y el papel lo que ha querido y sentido. No se concibe sin su tierra, sin sus hijos, sin las grandes y las pequeñas cosas de su patria. La magia y calidez de los colores tropicales están en sus pinturas, a esas tonalidades suma el color negro cuando quiere dar un toque de dramatismo, de fuerza al mensaje que trasciende desde el lienzo.
El asombro se vuelve hecho cotidiano ante su capacidad de trabajo. Le imprime a su arte de base ortodoxa una mezcla de fórmulas innovadoras que constituye el leitmotiv de toda su labor. Su obra se inscribe por derecho propio dentro de las principales corrientes del arte contemporáneo.
En ellas tienen lugar las más rebuscadas y elementales maneras de expresión en torno a su reflexión acerca del individuo y su devenir a partir de un prisma de cubanía y universalidad. Su maestría va más allá del conocimiento y el dominio de la técnica. Cada hilo de sus lienzos transpira el ímpetu y la fuerza que encierra todo trazo suyo, como si volcara su vida entera en cada obra que emprende.
Principales obras:
- Brindis de sala
- El Paganini negro
- Umbral
12. Bonachea (1947-2012): el alma de la imaginación

«Cada uno de los trabajos de Bonachea es como un acceso hacia el naciente del espíritu; como un haz de luz tibia que recorre los espacios más sensibles de nuestro cuerpo», así describe el especialista Tony Piñera al gran pintor cubano Juan Vicente Rodríguez Bonachea, más conocido por todos como Bonachea o Bona.
Soñadora y traslúcida, la mirada de Bonachea penetra un mundo de cuerpos e insinuaciones donde lo real otorga espacio a las metáforas en sus trazos de figuras alargadas y desnudas. En el Bona, sin duda, uno de los pintores cubanos más famosos, encontramos las tipologías tropicales, los árboles, las aves, los colores claros azulados, humeantes.
Además, los cuerpos curveados, alargados, desnudos; los rostros enigmáticos y casi triangulares caracterizan las obsesiones de Bonachea. Sus obras muestran una sexualidad tropical en el sentido de sus múltiples figuraciones casi surrealistas y de un trazado sugestivo, cómplice, que lo distingue en el escenario insular. Con su prodigiosa imaginación logró perfilar representaciones peculiares pobladas de criaturas míticas.
Principales exposiciones:
- Noche Insular
- Retratos de algunos sueños
- El jardín de las delicias
13. García Peña (1949): el poeta gráfico

Desde la transparencia y la sinceridad, conquista a sus espectadores uno de lo más famosos pintores cubanos, García Peña. En sus cuadros se reúnen visiones integrales: la fisonomía humana desnuda y el paisaje como viva naturaleza donde emergen el movimiento y una relación armónica entre figuración y abstracción, matizado con la sensualidad que es una constante de su quehacer pictórico.
Se expresa mediante una versión cromática en armonía con las más sublimes sombras expresivas del blanco y el negro unido a tonalidades pasteles que convierten las pinceladas tenues en brillantes metáforas de luz. Destaca en sus obras un lirismo sutil, poblado de claves que llevan de una tierna contemplación, todo en perfecta concordancia, apacible y voluptuoso, como un amante exquisito.
Te presenta ante un mundo de fantasía donde el cuerpo humano es puente a través del cual evoca las agonías y goces universales, unas veces triunfante ante el amor, otras, derrotada por la ambición y el odio. Combina con naturalidad y de un modo intimista un mensaje de esperanza que renace ante la capacidad de amar del ser humano.
Con sus frutas tentadoras, floraciones de fuego y sus desnudos ha conseguido armar convenciones que lo han instalado en terreno propio. En su obra no hay otra tendencia que no sea aquella que nace como canto interior y recuerdos traducidos mediante la peripecia del pulso.
Principales exposiciones:
- Cuerpo
- Eros Doce
- Convivencia
14. Roberto Fabelo (1950): de la fantasía a la realidad

«Si yo fuera Fabelo haría que el techo pareciera el cielo», así ha sido enaltecido Roberto Fabelo en una de las canciones del grupo cubano Buena Fe. Es considerado uno de los más influyentes y genuinos artistas de la plástica cubana contemporánea, y de todos los tiempos. Es pintor, dibujante, grabador, ilustrador y escultor.
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Interesado por abordar las aristas más variadas del ser y su esencia, no se ha detenido nunca ante una línea. Cuenta con una rica obra pictórica llena de figuras quiméricas, zoomórficas y otras que parecen tan reales como inspiradas en realidades genéticas. Evoca personajes que se mueven en un ambiente carente de dimensión real, imprimiéndole sensualidad en cada transformación, e incitando al placer y a la crítica.
Se concentra en la figura humana y particularmente en los rostros con una brújula muy personal mostrando un laberinto de metáforas visuales en sus personajes. Cierto barroquismo y una fuerte raíz surrealista alimentan su enigmática y atractiva iconografía. Su manera de crear símbolos se convirtió rápidamente en un estilo inconfundible.
Las sensuales sirenas, rinocerontes, cerdos grotescos con cabezas humanas, ninfas de bellos cuerpo y centauros salidos de la mejor tradición erótica helénica han pasado ya, por obra y gracia de su talento, a formar parte del paisaje más relevante del arte cubano.
Principales exposiciones:
- Fabelo en Papel
- No somos animales
- Sobrevivientes
15. Zaida del Río (1954): el florecer de los sentimientos

Dibujante, pintora, ceramista, grabadora, decoradora, litógrafa y poeta, a la artista plástica cubana no se le puede encasillar en una sola faceta. Su obra se caracteriza por la forma redonda de sus personajes, gracias al trazado grueso que dejan sus pinceles, ellos dan fuerza al mensaje que la artista quiere transmitir en cada creación.
En su quehacer artístico hay varios períodos: primero se puede decir que fue el campo, posteriormente va a la temática de los caballos, que lleva al unísono con el tema del circo y sus pintorescos personajes. En otra etapa hay una constante presencia de la figura humana, luego llegaron los trípticos sobre la religión afrocubana, más tarde los pavos reales y finalmente expresa su gran pasión por el budismo y la cultura oriental en general.
Es una de las pintoras cubanas más famosas con un estilo no conceptual, no se inspira en temas sociales, sino que deja aflorar sus sentimientos. Sus pinturas pueden ser agudas, con diferente intensidad de pastas y transparencias.
El sentido de la vida de esta artista es ocupar su tiempo en objetos bellos, es por eso que está tan cerca de los budas, de los dioses, para regalarnos toda la felicidad que emana de sus cuadros y llevarnos a su mundo interior lleno de poesía, música, luz y enseñanzas.
Principales exposiciones:
- La danza cósmica de Shiva
- Reina de corazones
- Subasta Habanos
16. Flavio Garciandía (1954): todo lo que usted necesita es amor

Detrás del retrato Todo lo que usted necesita es amor con ojos alegres y sonrisa enamorada está Flavio Garciandía. Es uno de los principales pintores cubanos contemporáneos de la línea de abstracción y el fotorrealismo. Fue el principal gestor de Volumen I, la exposición que inició el llamado Nuevo Arte Cubano.
Con una estética bien cuidada ha creado numerosas piezas que se trasladan de lo figurativo a lo abstracto. En un primer momento asumió el kitch y el fotorrealismo. Pintó imágenes de íconos de la cultura popular y otras de su propia inspiración. Posteriormente, fue derivando hacia una abstracción muy dinámica.
Hace uso del juego con el arte en las fronteras de lo falso y lo real. No es difícil encontrarse con reseñas o artículos que aluden a su «engañoso estilo» o a su «ironía y cinismo». Usa en la mayoría de sus obras tonos gráciles, matices un tanto dulces, ácidos, refulgentes y especialmente luminosos.
Sus títulos son muy sugerentes, forman parte de la tela como cualidad narrativa que conduce a una dimensión reflexiva. Su obra forma parte de la colección del Museo Nacional de Bellas Artes y del Museo de Arte Moderno de Lods (Polonia).
Principales obras
- Todo lo que usted necesita es amor
- Apuntes para un estudio de la conquista
- Trece pintores en busca de un autor
17. José Bedia (1959): viaje a las profundidades espirituales

Otro de los más famosos pintores cubanos contemporáneos. Es inevitable sentirse perturbado por el intenso estallido de emociones y la profunda dimensión espiritual que transmite el artista José Bedia, en su obra El venado azul. Se dio a conocer como artista en 1981, en Volumen I.
Evoca la relación entre dos culturas, la indígena y la occidental, igualmente valiosas y respetables. Para adentrarse en este conflicto ejerce de antropólogo y alimenta su interés por el arte y la cultura tribales y la mitología.
Se integra en las tribus ancestrales del norte de México, conviviendo con los indios americanos, para contar a través de sus dibujos que «no son cosa del pasado, son algo vivo y cambiante, unas formas culturales distintas de las que también se puede aprender».
En sus imágenes predominan trazos sencillos y colores que recuerdan los pigmentos de la naturaleza. Uno de los soportes que más caracteriza su obra es el papel amate que para él representa el vínculo especial con las comunidades indígenas.
En los últimos años, recrea la temática del viaje como vía interior de conocimiento con el desgarramiento propio de la emigración, como lo describe en estas palabras: «Todos somos viajeros, la vida humana no es otra cosa que un viaje. Barcos, aviones, nadadores, figuras que transportan la casa se articulan para ir más al fondo de las cosas, en nuestro viaje hasta el límite último de la experiencia».
Principales obras:
- El venado azul
- Entre dos mundos
- Historia de animales
18. Eduardo Guerra Hernández (1967): pintando la vida

Si visitas el Parque Gaudí en el barrio habanero de Kholy, encontrarás un proyecto para la comunidad con los bancos, y otras piezas prefabricadas revestidas de trencadís, técnica que utiliza el mosaico de cerámica fragmentado. Estas piezas que aderezan singularmente el entorno forman parte de la obra del artista cubano Eduardo Guerra, uno de los pintores cubanos contemporáneos más conocidos.
Su obra se caracteriza por una mirada hacia el ser humano, las relaciones interpersonales en el contexto actual. Cree, como el mismo afirma, que el arte «puede curar y sanar». Ha incursionado en la fotografía, la ilustración editorial, al tiempo que ha trabajado disímiles técnicas pictóricas, aunque el grabado es «el fuerte» de este artista que ya tiene raíces en lo mejor de esa tradición en Cuba.
Utiliza el color en sus pinturas como parte indispensable del cubano. La luz es una de las cosas que nos caracteriza, el sol es intrínseco, también se expresa como somos: explosivos, gestuales. En otras prefiere transmitir la idea a través del blanco y el negro. Los temas varían mucho, situados en estos momentos en nuestra sociedad, la relación del hombre con el entorno, relaciones de pareja y los cambios climáticos.
Principales obras:
- Puentes de Luz
- Rostro de Cuba
- Pronóstico del Tiempo
19. Alexis Leyva Machado (Kcho) (1970): el arte en el mar

Si se trata de pintores cubanos modernos, Alexis Leyva Machado, más conocido como Kcho, sin duda está en la lista. Representa una nueva visión universal del arte, el lenguaje de la actual juventud del mundo. Es pintor, escultor, grabador, artista del performance y curador.
Su iconografía se basa en elementos vinculados con el mar, como botes, embarcaderos, cámaras, propelas, remos, con los que ha conformado un catálogo de obras que se han presentado en importantes instituciones del mundo. Forma parte de la colección permanente del Museo de Arte Moderno de Nueva York.
Ha pasado a ser conocido internacionalmente por la profundidad con que reflexiona sobre problemáticas que, partiendo de su contexto más inmediato, encuentran sus puntos de contacto con otras realidades del planeta.
El año 1994 lo inició con La regata, una de sus obras más significativas, el dramatismo del éxodo de Cuba, su destino migratorio era expuesto en esta pequeña «armada» de barquitos de ladrillos, como botes flotando en aguas.
Su novedosa manera de trabajar con materiales procedentes de la naturaleza, de desecho y de extrema precariedad sorprende a quien lo admira. Toda su obra tiene un profundo sentido social. Por eso te recomendamos visitar Kcho. Estudio Romerillo, Laboratorio para el arte, donde parte de su colección se muestra en la vía pública y brinda la posibilidad al pueblo de convivir con originales obras de insignes artistas.
Principales obras
- Para olvidar
- El escudo
- La regata
20. Luis Enrique Camejo Vento (1971): las ciudades vivas

Otro de los pintores cubanos modernos es Camejo. Produce imágenes de ciudades que recuerdan lugares de La Habana, y del mundo, son el motivo principal en su pintura. La persistencia de este tópico indica cuánta atracción le provocan. Su interés se sitúa en la relación fugaz, inmediata del hombre con su entorno.
Sus ciudades nunca dejan de ser espacios cosmopolitas y plurales, le apasiona captar el movimiento, la dinámica de la urbe, lo instantáneo de la vida. En ese sentido, resalta la unidad integradora entre las personas y su ambiente, sujetos vivos, arquitectura y objetos en derredor, con un poder de seducción irresistible.
Insiste en la velocidad como premisa social. Carros, bicicletas, autobuses, transeúntes, personajes anónimos parecen estar siempre en marcha, en una carrera continua, resultado de una realidad violentamente agitada.
Se auxilia del recurso de la fotografía para luego traspasarla al lienzo o al papel, nunca hace bocetos, sus imágenes se distinguen por un tono monocromático, filtrado de la luz, impreso no en el momento de la captación fotográfica, sino al volcarlas a la pintura. Dicha tonalidad establece una distinción simbólica entre las obras y les confiere las cualidades de una emotividad, personalizada según el color empleado.
Principales obras
- Estaciones
- Montaje
- Vacío
Palabras finales
Las artes plásticas en Cuba son un crisol. De la mano de los pintores cubanos las manifestaciones pictóricas de la isla han adquirido universalidad. La Mayor de las Antillas se distingue por sus colores, por su diapasón temático que comprende un vasto universo de sensaciones y perspectivas de interpretación.
Su tradición pictórica es amor, fantasía, disciplina, es un desborde de sentimientos y contradicciones. Cada pintor, obra y cuadro son evidencia del hechizo isleño. Decir arte en Cuba es decir vida, inspiración, tejer conceptos y sumar sueños.