La manifestación danzaria y musical de Cuba es una expresión evidente del espíritu de toda una nación. Los bailes cubanos han nacido en el pueblo y con el decurso del tiempo se han enriquecido hasta formar parte del patrimonio artístico universal.
Cuba es uno de los países con más géneros bailables, esos que han puesto a bailar a personas del todo el mundo y de todos los tiempos.
¿Qué se baila en Cuba? En este artículo te acercaremos a la rica identidad danzaria cubana. Conocerás el origen, características de estos bailes y el verdadero sentido de pertenencia e identidad nacional hacia ellos.
Anímate a formar parte de aquellos que sienten el ritmo como nadie, lo bailan y lo gozan. ¡Empápate de nuestra cubanía a través del baile!
Baila al ritmo cubano: 10 bailes típicos de Cuba
1. Danzón: baile nacional de Cuba
Con la llegada de colonos franceses y de negros haitianos se abrió paso en la Isla la contradanza europea. Con ella nació una variante criolla conocida como habanera, la cual se enriqueció con elementos cubanos y dio a luz al danzón.
El 1 de enero de 1879, la ciudad de Matanzas vio nacer el baile cubano semejante a la habanera. El primer danzón lo compuso el mulato Miguel Failde y se llamó Las Alturas de Simpson.
Pausado, rítmico, cadencioso y ordenado, ¡así es el danzón! Es uno de los bailes cubanos que impone mucha cercanía entre la pareja. El hombre marca la fuerza y la dama se luce. Al bailar, los pies son los que más se mueven y el resto del cuerpo persigue la cadencia en armonía con la música.
Este baile popular cubano fue más allá de las fronteras de la Isla. A finales del siglo XIX llegó a México, país donde este ritmo alcanzó su segunda nacionalidad y hoy día tiene su propia historia.
¿Los mejores danzones cubanos?, aunque no nos alcanza el espacio para hablar de todos ellos, te dejamos los más destacados:
- Dos melodías de Juanito Márquez
- Danzón de los danzones y Tres lindas cubanas del compositor Antonio María Romeu.
Ciertamente el danzón no es de los más bailados actualmente, pero tiene un público que mantiene vivo el ritmo en la Isla. Por ejemplo, la juvenil Orquesta Miguel Failde celebra cada año el Festival Internacional de Danzoneros Miguel Failde in Memoriam.
Uno de los cantantes cubanos más conocidos de danzón fue Barbarito Díez.
2. Al compás del son
El son surgió en la región oriental de Cuba (Santiago de Cuba, Manzanillo, Guantánamo y Baracoa) a finales del siglo XIX, resultado de una mezcla de la música bantú y española.
«Apretaito pero relajao» ¡Así se baila el son cubano! A diferencia del danzón, para bailar el son, la pareja ocupa una posición mucho más cercana. Las piernas se entrelazan y las mujeres mueven las caderas sensualmente.
El son se empezó a ejecutar en todo el país y se caracterizó por realizar su paso básico a tiempo de clave o contratiempo de clave. Desde el punto de vista coreográfico existen dos estilos fundamentales de interpretar este género: el son montuno y el son urbano.
El primero es más movido, se caracteriza por acentuados movimientos de torso hacia los lados, brazos arriba y abajo y profundas flexiones de las piernas. En el son urbano la posición de baile es más erguida y los movimientos son más pausados, suaves y elegantes.
Los instrumentos han cambiado con el tiempo, pero los más comunes han sido la guitarra, el tres cubano, las maracas, el bongó, el bajo, las claves y la trompeta.
Si de grandes soneros se trata, hablemos del Septeto Nacional de Ignacio Piñeiro, quien de verdad le «echó salsita» a la popularidad del son. Mencionar también al Trío Matamoros, Bienvenido Julián Gutiérrez, Arsenio Rodríguez, La Sonora Matancera, Benny Moré, Celia Cruz, Compay Segundo, Pancho Alonso y otros.
El son es el género musical más querido, cantado y bailado a través de la historia de esta nuestra isla, con gran proyección y reconocimiento internacional. Tanto así que en septiembre 2012 fue declarado patrimonio cultural inmaterial de la nación cubana.
3. ¡Rumba para los rumberos!
La rumba cubana desata una explosión de movimientos, cuya fuerza tiene sus raíces en la cultura africana. Su origen se sitúa en la época colonial, durante el apogeo de los centrales azucareros. Pueblos como La Habana y Matanzas fueron cuna de este género, propio -en sus inicios- de la población negra.
Yambú, columbia y guaguancó, son los tres estilos de este baile popular cubano de origen africano. El primero más lento y relajado, el segundo propio de un solo bailarín que demuestra sus habilidades y el último, el más bailado de estos tres bailes cubanos.
El guaguancó es un baile muy erótico y sensual que se baila en pareja. Él la «vacuna» con un movimiento pélvico que simula un encuentro sexual. Ella se mueve con sutileza y picardía, evade el ataque y continúa el coqueteo.
La atmósfera rumbera, además de esta danza popular, cuenta con cantos tarareados «lalaleo» o «diana», que invitan a la improvisación. Con los primeros toques de tambor «se forma el rumbón». La gente se suma y los cuerpos se desarman en movimientos.
Aunque la rumba nació en el solar, su contagioso ritmo fue más allá de los barrios marginales y su éxito fue tanto que logró convertirse en patrimonio inmaterial de la humanidad. Este mérito fue otorgado por la Unesco en 2016.
Al ritmo de la rumba no hay quien se le resista, porque «al mal tiempo, buenas rumbas», Bueno… la frase no es exactamente así, pero permítenos esa licencia 😉.
Hay mucho que decir de este baile afrocubano, por eso te dejamos un artículo nuestro para que conozcas un poquito más de él: Rumba cubana |¡Se formó el rumbón!
4. ¡Mambo!… ¡qué rico mambo!
Y es el turno de otros de los bailes cubanos: el mambo, ritmo que revolucionó las pistas de baile de los años 40 y 50. Una evolución del danzón, con toques africanos, surgió en Cuba en 1938 de la mano del músico cubano Orestes López.
¡Un, do, tre!… y llega Dámaso Pérez Prado con su ¡maaaambo! que alborotó los salones de Cuba y del resto del mundo. Tanto que se ganó el apodo de «Rey del Mambo». Junto al Bárbaro del Ritmo, Benny Moré, enalteció el baile popular cubano que llegó para quedarse.
¡A bailar mambo! Era el llamado de aquellos que sentían el ritmo que estremecía el cuerpo. La típica expresión de la sabrosura del cubano, su alegría y elocuencia.
El mambo es uno de los bailes cubanos más feroces, que requiere de velocidad en los pies y mucha energía. Las caderas y pelvis relucen con movimientos ondulantes y fluidos. Los pasos de los bailarines son sinuosos y los hombros marcan ritmos sincopados con precisión.
Una instrumentación ampliada acompaña la sonoridad de este género. El piano rompe y lo sigue la flauta. El violinista ejecuta acordes de dobles cuerdas, el bajo persigue el «tumbao» y se suman el cencerro, el bongó, el contrabajo y la batería. Las maracas, tumbadoras, trompetas y saxofones fortalecen el timbal.
El género alcanzó tanto éxito que hoy día se enseña en las academias como uno de los bailes cubanos tradicionales. Su evolución dio lugar a un nuevo ritmo: el chachachá. Sigue leyendo y también lo conocerás.
5. Chachachá, qué rico chachachá…
Con tan solo pronunciar el término chachachá nos viene a la mente «chachachá, qué rico chachachá… vacilón, qué rico vacilón». Sí, el éxito internacional del compositor cubano Rosendo Ruiz que a tantos hizo bailar.
El nombre chachachá fue concebido por el sonido que los pies producen al chocar tres veces con el suelo. Este baile latino nació en la Isla en 1948 gracias al compositor y violinista Enrique Jorrín.
Lo gracioso de la historia es que el maestro cubano dio con este baile típico de Cuba mientras experimentaba con el danzón en busca de crear melodías que fuesen fáciles de bailar.
Enrique y la orquesta de la cual era director hicieron sonar el primer chachachá: La engañadora. Dámaso Pérez Prado no se quedó atrás y sacó una versión en este ritmo de su mambo El cerezo rosa.
¡1, 2…1,2,3! Así es como se baila el chachachá. Los bailarines ejecutan cinco pasos de los cuales los dos primeros son lentos y los tres siguientes son más rápidos. En estos últimos cada sílaba del chachachá es un paso.
Tiene un aire sensual, ¡latinos al fin! Los pies casi no se levantan del piso y las caderas se mueven de arriba abajo mientras se flexionan y estiran las piernas.
Maracas, cencerro, trompeta, trombón, bongó, timbales, güiro y contrabajo son los instrumentos que suenan cuando empieza el «bailoteo». Dicen que el güiro parece que está diciendo chachachá y por eso es tan fácil de identificar este ritmo.
Como baile de salón, el chachachá es de los más populares bailes cubanos. Se estudia desde los talleres en las escuelas infantiles hasta las academias de bailes. Sin duda, es un género de gran influencia en la formación de la identidad cultural cubana.
6. Un bolero que te salve la vida
Y cuando los tragos ya han hecho de lo suyo y los sentimientos están a flor de piel, llega otro de los bailes cubanos: el bolero, ideal para romancear con tu pareja. Un género de canciones amorosas y un baile lento y sensual.
Tristezas, así se le conoce al primer bolero que suena en Cuba para finales del siglo XIX, compuesto por Pepe Sánchez.
Influenciado por la trova, y con un poco de la contradanza, surge este género. De ahí que la forma de bailarlo sea muy parecida al son. Aunque ya en España existía un bolero de ritmo lento, guitarra y castañuelas, algunos dicen que nuestro bolero solo heredó de ese el nombre.
Hoy, el bolero es el género musical bailable más romántico de la cultura hispana. Las parejas se abrazan y se mueven lentamente casi sin desplazarse, los pies se arrastran y con cada paso se mueven las caderas.
No es un secreto para nadie que ya es difícil toparse con este ritmo en las calles. Pero también es verdad que es casi imposible no emocionarse al escuchar un bolero. La mayoría de los cubanos conocen al menos los estribillos de los más sonados.
Grandes éxitos de compositores cubanos han sido interpretados por artistas como Luis Miguel, Cristina Aguilera, José José, Ricardo Montaner, entre otros grandes cantantes.
Lágrimas negras es una de las piezas del llamado bolero-son, compuesta por el músico Miguel Matamoros. Contigo en la distancia de César Portillo de la Luz, Dos gardenias, de la autoría de Isolina Carrilo, son algunos boleros que no pueden faltar en una descarga romántica.
7. Casino: busca tu pareja y goza
No podía faltar en este top de bailes cubanos el casino, o también conocido como salsa cubana. Este es un baile de origen cubano que aparece a finales de la década del 50 en La Habana. ¿Por qué se llama casino? Así se conocían los centros sociales con salón de baile.
Y es ahí, en el seno de las clases populares urbanas, donde nace esta manifestación danzaria anónima. Su esencia refleja cómo confluyen elementos de modalidades músico-danzarias precedentes, como es el caso del son montuno.
Ahora… ¿de qué está hecho el casino? Creatividad y diversión. Esta danza popular cubana se distingue por la libertad de movimientos corporales y espaciales. Y cómo no podía faltar: ¡un toque de cubanía!
El casino refleja el carácter y la fuerza del pueblo cubano, la sandunga y la sazón que lleva este ajiaco de tierra.
¡Se formó una rueda!Tanta creatividad dio lugar al intercambio de parejas, y así surgieron las ruedas de casino. Los bailarines se mueven bajo las órdenes de un guía: el que canta.
¡Dame 1!, ¡dame 2! Así empiezan las maniobras de la rueda. «70, pa ti, por debajo de la cueva…» y así, la originalidad de los cubanos se hace danza.
A diferencia de otros bailes cubanos, este no es de los que se necesitan desempolvar de vez en cuando. En pareja o en rueda, nos disponemos a bailar casino «en un dos por tres», tanto en una fiesta como en los parques de la universidad o en grupo de jóvenes que simplemente pasan el rato.
Si quieres bailar casino del bueno, en tu visita a Cuba llégate a la Unión Árabe de Cuba en la habanera calle Prado. Allí no necesitas ni llegar con pareja. Siempre alguien te saca a bailar y «si das la talla», como decimos nosotros, te prometo que no te dejarán sentarte.
8. Se formó la timba
Así se dice cuando la fiesta está en el umbral del apogeo. Pero… ¿qué es el baile timba?
La timba es la máxima expresión de la salsa que se hace en Cuba. Bailar timba es sinónimo de pura alegría, sabrosura de la buena. Y bailamos timba con «ricurancia y gozancia», como diría Chequera, un humorista cubano.
Una explosión de composiciones y de ritmos dieron lugar a este fenómeno musical urbano, generado tanto por el músico como por el bailador.
¿Es la timba lo mismo que el casino? La respuesta es no.
Estos bailes cubanos son diferentes. Mientras en el casino la pareja permanece unida haciendo una serie de vueltas, en la timba los bailadores se sueltan y cada uno desata el exhibicionismo de sus habilidades.
Las chicas mueven la cintura en círculo frenético con los brazos en alto, los chicos demuestran sus dotes de bailarín con pasos de rumberos. Se respira un aire de coqueteo y provocación.
Pero el cenit de la timba, ese cuando se forma el «despelote total», es al escuchar el grito «¡metales!». El piano, bajo, percusión y los metales marcan un vuelco rítmico de la canción.
Las orquestas responsables de tal algarabía se hacen llamar «timberos», pues tienen ese toque de cubanía que nos diferencia de los salseros latinos.
Isaac Delgado, los Van Van, la Charanga Habanera, Pachito Alonso y su Kini Kini, Paulito F.G, Bamboleo… son algunos de los que ponen a gozar el mundo con este género.
«Quizá la fundamental característica de la timba cubana sea precisamente ese aire de afrosantería mezclado con son y rap desde una acelerada «moña» pianística en línea melódica/armónica alternada con propuestas jazzeadas de saxos, trompetas y trombones».
Carlos Olivares Baró
Para entender bien lo que es la timba hay que escucharla y bailarla con los que saben. Si quieres sentir el calor y el furor que este fenómeno causa en el cuerpo… ¡ya sabes que tienes que hacer!
9. Zapateo cubano: del guateque a la academia
El zapateo es otro de los tantos elementos que heredamos de España. A nuestros campos llegaron y se asentaron los canarios –y también, andaluces-. Allí se enraizó la música hispánica que poco a poco se empapó de tendencias criollas. Y así surgió otro de los bailes cubanos: el zapateo, puramente campesino.
En cuanto a sus características coreográficas, esta danza popular de Cuba se distingue por la forma de danzar de la pareja. El hombre y la mujer bailan solos, uno frente al otro. Zapatean alternando el tacón con la punta, como paso básico.
Y así bailan al compás de la música simulando un cortejo que termina cuando el hombre le coloca el sombrero o pañuelo a su compañera de baile.
El baile cubano campesino no viene solo al guateque, así se le conoce a la fiesta del campo cubano. Al zapateo lo acompañan las palmadas de los participantes y el canto: el punto cubano o punto guajiro. El tres, el laúd, la guitarra, el guayo, las claves y la marímbula, son los instrumentos que definen la sonoridad de este baile.
El vestuario de esta danza es su insignia. La dama usa zapatos de tacón, blusa y saya ancha, la última con vuelos, y el cabello adornado con vistosas flores naturales. El hombre viste camisa de mangas largas, como la emblemática guayabera, pantalón de hilo y el característico sombrero de guano.
La viva imagen del carácter autóctono de este baile tradicional de Cuba es el programa televisivo Palmas y cañas. No importan los años que pasen, ahí se mantiene llevando el punto guajiro hasta nuestras pantallas.
10. Conga: uno, dos y tres, qué paso más chévere
Al ritmo de tambores y los más rústicos instrumentos se mueve la arrolladora conga que se lleva con ella a todo el que esté cerca.
Con trajes coloridos, personajes encima de zancos y bailarines que desprenden pura alegría luce el acontecimiento que invade al pueblo de música y algarabía. Es imposible no dejarse llevar por el coro vocal y coreográfico que se improvisa, sin complejidad alguna, para que todos los invitados lo sigan.
Así sucede en los carnavales de la Isla, en las gradas defendiendo un equipo de béisbol e, incluso, en las calles de la Habana Vieja, donde es frecuente toparse con los zanqueros, una compañía que alegra las calles de la ciudad bailando sobre zancos al ritmo de la conga.
¿Cómo surge este baile popular cubano? La conga es un género de origen africano. En la época de la esclavitud, cuando Cuba se encontraba bajo el dominio español, los esclavos negros encontraron en este ritmo una forma de divertirse en sus pocos días de descanso.
El protagonista musical de la conga es el tambor, pero con el suenan cencerros, campanas, tumbadoras, sartenes, bombos y trompetas.
Aunque la conga se practica en toda Cuba, hay una que se distingue por encima de todas: la conga santiaguera. Nació en 1900 en el barrio Los Hoyos y tiene una sonoridad inconfundible que se caracteriza por la corneta china.
El sonido de la corneta anuncia que la fiesta empieza. Prepárate para «arrollar» por las calles bajo el un dos tres sin saber hasta dónde, porque la conga cubana es irresistible.
«Y para despedirme que canten los cantantes», como dice la famosa conga santiaguera Añoranza por la conga.
Palabras finales
La música es un alimento imprescindible para nuestras vidas. Todos la sentimos por dentro, aunque a algunos se les nota más que a otros. El cubano, por ejemplo, es atrevido, de sangre caliente y lleva el compás en las venas.
Es difícil toparse con una cubana que no sepa mover sus caderas o un isleño que escuche el «tumbao» y no se estremezca. Esta soltura para la música y el baile, junto a muchas otras características de esta humilde tierra, nos identifican en cualquier pedacito del mundo.
Por eso venir a Cuba es sumergirse en sus encantos, moverse sin pudor al ritmo de su música y empaparse de esa mezcla cultural que nos caracteriza. Una experiencia sin igual es la que te espera en nuestras calles. ¡Llégate hasta aquí y la conocerás!
Pero mientras tanto, cuéntanos, ¿has bailado algunos de estos bailes típicos cubanos?, ¿cuál de ellos es el que te para del asiento?